Es una variación del termino acuñado por el filósofo y sociólogo Zygmunt Bauman: "Modernidad líquida".
Hace referencia al cambio que sufre la sociedad en las últimas tres décadas, en las que hemos pasado de tener instituciones sólidas y firmes como la familia, el trabajo, el lugar de residencia, etc. a observar como todo se tambalea ante nuestros pies. De ahí su definición: el estado liquido no preserva las formas, ni soporta el peso de una gran estructura sobre su superficie.
Seguramente, incluso el estado gaseoso definiría ésta etapa.
El problema está en que dichas instituciones cambian de estado más deprisa de lo que lo hacen las propias estructuras mentales y nos enfrentamos a los cambios con mecanismos de respuesta obsoletos. Por eso muchas veces la adaptación es lenta o inexistente.
Es necesario hallar a tientas los resortes que activan nuestras fortalezas. Y digo a tientas porque estarán en agún rincón ovidado de nuestra mente, donde están las cosas que nunca necesitamos. Elllas serán nuestra tabla de salvación.
Como les sucede a los surfistas, las olas vienen y van, pero la tabla les sostiene.
No nos queda otra: hay que familiarizarse con el elemento acuoso.
Seguramente con la práctica y el empeño le pillaremos el gusto, mantendremos el quilibrio y nos dejaremos llevar...
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