viernes, 30 de agosto de 2019

VERDADES INCÓMODAS

Foto: Nacho Ormaechea


Hay ciertas leyes universales que nos resistimos a encarar y es precisamente esa resistencia que generamos la que nos impide fluir con el curso que marca la vida.


1- Las relaciones son temporales… pueden durar más o menos tiempo, pero tienen un principio y un fin. Estamos de paso en la vida de los demás, y ellos en las nuestras. Terminan las circunstancias o las etapas que nos mantenían cerca.

2- El sufrimiento forma parte de la vida. Hay un dolor legítimo, provocado por una pérdida, que precisa de un tiempo de duelo en el que se ajustan de nuevo las expectativas y la realidad... y hay un sufrimiento gratuito fruto de nuestra interpretación errónea de las circunstancias. Es nuestra responsabilidad personal conocer éste último y tratar de minimizarlo.

3- La enfermedad, la vejez y la muerte forman parte de la vida. Podemos correr, escondernos o mirar para otro lado, pero estaremos escapándonos de la vida misma. Y ella se impone con sus criterios naturales.

Al contrario de lo que pueda parecer, aceptarlas es mucho mas liberador que preocupante.
Cuando las integramos en el ideario personal, dejamos de luchar contra la realidad y jugamos a favor de la vida.

Personalmente he encontrado una manera un tanto mística de lidiar con las ausencias. Las más difíciles de gestionar son lógicamente las súbitas, pero me reconforta la idea de separar los conceptos de ver y de sentir.

Una cosa es que no vea a las personas queridas y otra es que no estén.

Es similar al hecho de convivir en un misma casa y estar cada uno en una habitación, no ver a una persona no significa que no la sienta, con la misma cercanía, con la misma intensidad que si estuviera en la misma estancia.

No hay una ruptura interna dramática porque siguen estando.

Y están porque forman parte de mi, de quien yo soy, porque hemos compartido historias y sueños,  he hecho míos gestos o manías, me han contagiado emociones, me han trasmitido ideas, pensamientos o ilusiones... que me han hecho crecer.

Y por eso mientras yo esté viva, ellas continúan conmigo y vivirán a través de mi.
Y cuando ya no esté.. alguien nos llevará dentro.

Y seguiremos viajando de vida en vida.






martes, 6 de agosto de 2019

DIAS DE VINO Y ROSAS




Cuando una relación es superficial, bien porque se está comenzando o  bien porque no se quiere o no se sabe profundizar, cualquier comportamiento interpretado como inconveniente puede convertirse  en decepción y traducirse en distanciamiento o ruptura. 

Los inicios de algo son arenas movedizas. 
Las relaciones superficiales también lo son. 

Todo va bien mientras sea fácil, cómodo y aparentemente feliz. 

Pero se pierde la posibilidad de conocer realmente a la otra persona. De profundizar en ella, de descubrir sus recovecos, sus tonos  grises... de ver al otro como es.
Con el alma desnuda.
Sin protecciones. 
Donde realmente puedes causarle un bien. 

Porque como yo lo veo, cuando una persona  te enseña sus heridas o sus partes más sombrías... puedes echar sal sobre ellas e irte, o puedes permanecer a su lado, ayudarle a sanarlas, a iluminarlas.. a facilitar su crecimiento y su expansión y construir un puente  que recorrer  en ambas direcciones. 
Porque te gustará que lo hagan contigo cuando te haga falta. 

Dependiendo de como seas, así amarás. 

Cada uno de los obstáculos que aparezcan, te ofrecen  la posibilidad de  salir corriendo... o de avanzar en la relación,  creando una conexión  duradera y firme. 


De ti depende. 
Tu sabrás si quieres solo días de vino y rosas.. 

O eliges AMAR.