jueves, 31 de diciembre de 2020

BRINDIS




Que confíes en tu proceso. (Sea cual sea el momento en el que esté).

Que veas las posibilidades que nacen de confiar en ti mismo y en los demás.

Que transmitas  el amor que has recibido.

Que encuentres paz en ti.

Que aceptes lo que no puedes cambiar. 

Que te guste tu vida. 

Que esperar un año mejor.. no nos impida nunca valorar  lo que aún tenemos. 


Brindo por ello...

sábado, 21 de noviembre de 2020

EL FOSO



Algunas de las personas que acuden a consulta me lo han escuchado decir: defended la calma, la tranquilidad, la templanza, como si si de una fortaleza medieval se tratara. 
Ese es nuestro particular castillo.
Elevad murallas, cavad un foso alrededor.

La clave es tomarse un segundo cuando algo suceda para preguntarnos: "¿Le doy permiso a esto para alterar mi paz?", "¿es lo suficientemente importante la persona o el suceso?"

- ¿La respuesta es SI? 
Calibro la reacción.
Ajusto la emoción a la posición que tenga el suceso en la jerarquía mental en la que tengamos clasificadas la    gravedad de los problemas.
Ni un grado mas.
Si 10 es quedarse solo en el mundo, sin familiares, amigos, ni recursos... desnudo, en un país extranjero del que no conocemos nada... (permitidme el ejercicio de imaginación y construid el vuestro, con vuestro mayor temor), cualquier suceso de inferior categoría debería de considerarse respecto a esa referencia y nuestra respuesta emocional debería de ser proporcional. 

- ¿Que la respuesta es NO?
Al foso.

Y mantenemos la calma. 



sábado, 14 de noviembre de 2020

LA PRUEBA

 



Hace ya muchos meses que sonó el disparo de salida y a la mayoría, nos pilló desprevenidos. 

Empezamos a correr asustados (con nula o poca preparación), lo que por aquel entonces entendimos que era una prueba de 100 metros lisos y que en realidad era, una carrera de fondo. 

Y con obstáculos. 


Como no lo sabíamos (y  la estrategia a seguir es distinta a en ambos casos), al no visualizar la meta después de un gran esfuerzo.. nos desorientamos, nos agotamos  y nos frustramos. 

Necesitábamos descansar.... y olvidarnos. 

Y de algún modo, mejor o peor, lo hicimos. 

Tomamos un respiro necesario cuando los elementos parecían favorables. 


Pero la realidad nos devuelve la pista. 


Con una nueva perspectiva, más conscientes de la longitud imprecisa del recorrido y del consumo y las reservas de fuerza y energía necesarias para resistir lo más y mejor posible. 


Ahora que nos parece ver la meta al fondo.. hemos tenido tiempo de aprender a recargar nuestra energía, a dosificarla.. a no poner toda la esperanza en un mismo sitio.. y a esperar. 


En una espera activa. 

Que nos permita fortalecernos y prepararnos física y psicológicamente para sobrevivir. 


Teniendo en cuenta también que no todos partimos con la misma complexión física ni con la misma preparación mental, que en algunos tramos se puede y se debe, hacer relevos y que no podemos juzgar a quienes les abandonen las fuerzas, sino alentarlos o sencillamente respetar su ritmo.


Y no pasa nada si en un momento del trayecto te cansas o te frustras.

Descasa. 

Recarga. 

Y continúa. 


Cuanto mejor preparados nos pillen los imprevistos.. mejor sobreviviremos. 


Además, en esta zona del norte, llevamos en el ADN grabada una máxima, que seguramente  algún asturiano ilustre transmitió en su día a Oriente para que se enraizara allí  la idea de la impermanencia que tanta importancia tiene en algunas religiones. 

(Guiño)


Porque nosotros ya lo sabíamos hace mucho más tiempo.. desde que se inventó la lluvia por estos lares y así reza nuestro legado: 

“Nunca llovió que no parara”.


Parará. 

Prepárate para eso también. 

miércoles, 14 de octubre de 2020

EL PATRÓN DEL SIROCO



Si me quedo con la ausencia, estoy eligiendo la tristeza. 

Está claro que en un nivel meramente físico, no estás,  lleva un tiempo ajustar la nueva realidad y la antigua, pero la vida te empuja a hacerlo por supervivencia. 

Sé que no puedo escuchar más tu carraspeo, ni verte echado en el sofá poniendo el cenicero al alcance de tu mano,   ni llevarte más la contraria desafiando tus ideas... con mi ego hinchado de semi-verdades.

Pero también sé que el amor está detrás de las creencias, de los comportamientos o de nuestra distinta historia y realidad, incluso detrás del tiempo y del espacio. Rodeándolo todo. Que a veces no se ve, pero que si aprendes a apartar las cosas, te lo encuentras ahí, esperando, sin artificio: el amor que te da la vida. 

Es cierto que a nivel físico no estás, pero del plano emocional no puedes irte.

Si me quedo con tu presencia en ese nivel, me quedo contigo.

Elijo quedarme con el amor que siento... 

y entonces la tristeza se diluye. 

miércoles, 2 de septiembre de 2020

LA LINEA DEL TIEMPO



Las palabras se gastan y se devalúan...

Manoseamos sin darnos cuenta términos que tienen mucho calado y al emplearlos con ligereza o en contextos inapropiados,  pierden su significado. 

Me pasa cuando veo o escucho la palabra PRESENTE en su  máxima expresión:  "Disfrutar del", no puedo evitar pensar lo sencillo que parece y lo compleja que es la tarea cuando no se  tienen resuelto el pasado, o cuando el futuro amenaza con destrozar cualquier ilusión construida con tiempo o cariño, o con ambas cosas. 

El presente no deja de ser consecuencia de muchas decisiones personales (de las tomadas y de las rechazadas, de manera consciente e inconsciente, en función de miedos y de anhelos) y de algún componente azaroso más o menos previsible, que algunos se atreven a decir que sale a nuestro encuentro con una finalidad... por tanto, dependerá de los aprendizajes que vayamos haciendo, nuestra capacidad de crear el flujo necesario para alinearnos con el momento actual sin condicionamientos, de ir deshaciendo entuertos, asumiendo responsabilidades, rebajando expectativas, sacando conclusiones que ayudan a abrir la mente y a conquistar mayor libertad mental, y menores apegos o dependencias.

Porque cuando no se va resolviendo bien la vida... se acumulan en nuestro interior una serie de sentencias incapacitantes que dificultan ( o impiden directamente), disfrutar de nada que tenga que ver con el presente, el pasado o el futuro. 

Si no vamos haciendo bien nuestro trabajo, no se darán las condiciones idóneas para que la linea del tiempo se alinee y se pueda saborear cada momento como si fuera nuestro bien mas preciado. 

Porque eso es lo único que tememos. 


sábado, 11 de julio de 2020

EL NIÑO Y LA NIÑA INTERIOR



De 0 a 6 años grabamos la realidad sin filtros. 
Todo. 
Lo que vemos, lo que sentimos, las  emociones de nuestros padres, de las personas significativas con la que convivimos: sus temores, sus  sueños, sus manifestaciones de cariño, su forma de relacionarse con nosotros y entre ellos, su enfados.. y todas las circunstancias que lo rodean, con olores, con sabores, con sonidos asociados.. 
Todo. 
Sin entenderlo. Solo guardando. 

Dejará una huella emocional profunda  lo que impacte negativamente.  Se archivará  con dolor sin análisis, directamente en el subconsciente. 
Quedando esa foto fija en nuestro interior. Con ese niño o esa niña herida.

A partir de ahí, se va construyendo una  personalidad, en torno a unos patrones adquiridas más o menos rígidos de lo que está bien y lo que está mal..  y una forma de coraza,  (ego) que  rodea y protege, que funciona como lo haría un padre o una madre sobre protectora, distorsionando la realidad a medida,  para protegernos, como  cuando un niño o una niña se tropieza accidentalmente contra algo, se hace daño y los padres recriminan y/o a agreden  literalmente al objeto, acusándolo del dolor causado a su retoño. 

(Evitando que la criatura tenga que sumar al padecimiento, la idea de que es “culpable” de su propio malestar).

Y así se va configurando la idea de que los responsables están afuera. Y librándonos de toda responsabilidad  que provoque malestar.. y entrando en el sistema de pensamiento que más dificulta el crecimiento personal.

En terapia veo muchas y muy justificadas heridas de los niños y las niñas internos que las personas  llevan dentro. Se requiere valor y tiempo para identificarlas, encararlas y curarlas, pero solo transitando ese camino, al otro lado de ese sufrimiento, se llega a la liberación y el descanso.
De lo contrario, se arrastra su sombra y va tiñendo relaciones y personas que salen al encuentro en nuestra vida.

Pero honestamente..  
otras veces, ese niño o niña interior que llora y reclama que lo vean y que lo quieran dentro de uno.. hay que disciplinarlo. 
Porque se puede convertir en un tirano exigente e inconformista que  consume y dinamita relaciones sucesivamente, porque nunca ve saciada su sed de amor. 
Y nunca le satisfarán  lo suficiente porque busca afuera lo que tiene dentro. 

En esos casos hay que educarle. 
Con amor y  firmeza. 
Como haríamos con nuestro ser  más querido.... 

Porque justo eso es lo que es.


domingo, 7 de junio de 2020

EL VALOR DE LA MIRADA




Vamos por la calle.
Tú y yo.
Por la otra acera pasa una persona conocida, saludamos.
No nos mira.
No nos contesta.

A partir de este momento disociamos la realidad.
Uno puede pensar que no nos vió, sin darle más importancia... y continuar tan tranquilamente su camino.
El otro puede empezar a preocuparse... por qué no me saludaría? Qué le haría yo? Será imbécil? Ycontinuar alimentando así la idea de que por algún motivo se le ha negado el saludo, lo que provocará una reacción concreta en el futuro.

En ese momento estamos co-creando nuestra realidad.

Esa persona, en base a su interpretación, generará tensión en el próximo encuentro, poniendo mala cara, teniendo una actitud negativa  o directamente evitando el saludo con lo que probablemente se producirá distanciamiento entre ellas.

Así creamos nuestra vida.
Con nuestras continuas interpretaciones de la realidad.

“Vi el Ángel en el mármol y tallé hasta que lo dejé en libertad”.
De este modo definía Miguel Ángel una escultura realizada con sus manos.
Pero era su mirada la que le permitía hacerlo.

A eso es a lo que me refiero cuando digo que creamos la realidad continuamente, es nuestra mirada la que nos permite hacerlo.

Para mi, la forma de ver las cosas es nuestra mayor riqueza.
Elegir qué ver, donde poner el foco y limpiar todo lo superficial que lo rodea.

Tenemos toda la vida para hacerlo... para construir realidades en la que salgan lo mejor que llevamos dentro.
Y para que  los demás vean su belleza reflejada.



miércoles, 6 de mayo de 2020

EMANCIPARSE DE LOS DEMÁS




No dejarse abatir por las críticas es una lección de vida que más tarde o más temprano, todos debemos aprender.
Impermeabilizarse de según qué, de según quién..
Distinguir en ellas, qué parte de responsabilidad es nuestra y cuál no.

Pararse a pensar, qué parte de mi sombra oscurece a los demás.

Y qué parte de la suya decido que me afecte. La de quién y por qué.

La respuesta, señala a quién le estoy dando el control de mis emociones, o lo que es lo mismo, el control de una parte importante de mi vida.
Averiguarlo es un trabajo personal que te permite ser más dueño de ti mismo, o al menos, ser consciente de quién lo es...

Y lo mismo pude decirse de los halagos. De los aplausos. De las palmaditas en la espalda.

Y me explico.

No digo que haya que rechazarlos, sino agradecerlos e independizarse, cortar el vinculo que los une a nuestro auto concepto. A nuestra valoración personal. Porque si produce bienestar en forma de reconocimiento externo, corremos el riesgo de identificarlo con nuestro propio criterio, o peor aún, de sustituirlo, dejándonos en situación de vulnerabilidad a merced de quienes quieran hacerlo.

Si dependemos de ellos  para valorarnos, estaremos igualmente sometidos, dependeremos de juicios ajenos exactamente igual que lo hacemos si nos vemos afectados por comentarios negativos.

Decía W. Dyer  que cuando le damos excesiva importancia a las opiniones ajenas, es como si dijéramos:  “Lo que tú piensas de mi, es más importante que la opinión que yo tengo de mi mismo”.

Busquemos justificaciones internas que respalden nuestros actos, acordes a criterios personales con los que nos sentamos cómodos y tranquilos, independientemente de que los demás critiquen o aplaudan..

Porque esa independencia y coherencia interna es la base de nuestro equilibrio y de nuestra felicidad.





martes, 28 de abril de 2020

MIEDO Y TIPOS DE COMPORTAMIENTOS




En estos tiempos en los que las normas sociales son cambiantes y es fácil hacer generalizaciones excesivas que perjudican la convivencia, conviene clarificar las variables que pueden facilitar u obstruir la propagación de la pandemia.
Para mi las mas importantes, son dos:

Miedo y nivel de civismo.

De estos dos continuos se derivan cuatro perfiles diferentes:

Por un lado están los que sienten mayores cotas de miedo, estos son los que mejor se adaptan a las normas, por mas restrictivas que estas sean.
Unos están más legitimados que otros por pertenecer a población de riesgo... o por considerar  (con mayor o menor información) la gravedad de las consecuencias que puede tener esta situación a nivel social y/o económico..
A ellos hay que intentar rebajarles tensión en la medida de lo posible, para que mantengan su prudencia, sin que desarrollen patologías derivadas del estado de alerta a la que su sistema nervioso les somete en esta situación.
(Con trabajo personal y recursos, muchas  personas  pueden  moverse de ese sector de más miedo al de menos, adaptándose a la situación).

Pero en la situación en la que el miedo es mayor.. el. grupo se divide en dos, en función del comportamiento:

-LOS TEMEROSOS:  si tienen tendencia a preocuparse  y son poco cívicos, por egocentrismo, serán  inmunes al padecimiento ajeno,  pero su miedo les mantendrá controlados y confinados para evitar contagiarse o para evitar repercusiones económicas personales negativas.

-LOS SUFRIDORES SOLIDARIOS: Si sienten miedo y son personas solidarias y empáticas, estarán pendientes de los demás y sufrirán por ellos y se adaptarán a la normativa para protegerse y protegerles.

En el otro lado del círculo, se encuentran las personas que han gestionado su miedo, o no lo han tenido porque no temen por su salud o por su situación económica, porque no entran en criterios de vulnerabilidad, porque son de naturaleza tranquila, porque son inconscientes o porque aceptan la desdicha como parte del proceso de la vida...
A su vez, teniendo en cuenta su comportamiento, se dividen en:

- LOS PRUDENTES: Los que no tienen miedo personal pero son cívicos y solidarios  y por tanto están sensibilizados con el peligro que puede suponer para los sanitarios, para los mayores, para las poblaciones de riesgo... o las consecuencias económicas derivadas del alargamiento de esta situación, y acatan o ajustan las normas a su criterio moral sin cometer ninguna imprudencia que ponga  en riesgo a los demás.

- Por último (y donde realmente radica el problema), están los que actúan frecuentemente como INCONSCIENTES,  porque no sienten ningún miedo y están centrados en ellos mismos ... estos son una amenaza constante para la humanidad.
El proceso de educar en civismo, tolerancia, respeto, empatía o solidaridad es muy eficaz, pero muy lento. Y en esta situación, no se dispone de tanto tiempo.

A los que actúan generalmente así, hay que intentar hacerles conscientes del riesgo que corren y que causan, teniendo en cuenta que  son bastante resistentes, porque solo ven los  peligros cuando les afecta personalmente, es decir, demasiado tarde, así que lo que mejor funciona con ellos es la sanción.
Al tocarles directamente el bolsillo o el orgullo, generalmente reaccionan (con indignación, pero lo hacen).

Ellos son solo una minoría de la población, intentemos no generalizar.
Hay muchas personas haciéndolo bien y pensando en los demás.

Unos pocos no definen a la mayoría.

Gracias al resto. 🙏🏼

viernes, 3 de abril de 2020

PLENITUD



Somos animales deseantes que, por mucho que contemos con la razón, nos vemos espoleados a lo largo de la vida por multitud de impulsos y emociones.
Y para hacerlo más complejo todavía, no todos son conscientes.
Ni ellos, los impulsos, ni nosotros, las personas.

Vivir consiste, en gran parte, en ir haciendo consciente lo inconsciente.
La primera parte de la vida hacemos cosas, grabamos datos en nuestra mente, sin filtros, sin demasiado juicio crítico aún y nos vemos movidos por una serie de instintos que no sabemos muy bien qué nos dicen, ni a donde nos llevan.

Después generalmente, algún acontecimiento nos marca una pausa obligada.

A veces viene en forma de crisis existencial, producida por la falta de una persona querida, por una separación traumática, por acercarse la supuesta segunda mitad de la vida.. por lo que sea, algo nos sacude, nos obliga a parar y nos invita a entender lo que ha pasado y a cuestionarnos hacía donde vamos.
Y preguntarnos si queremos continuar en esa dirección.
O si queremos reconducir la vida de manera consciente, hacia otra parte.

A partír de ese momento se vive una vida mas real, y si se resuelve bien la crisis, más plena.

Entendiendo por PLENITUD:

Sensación de que no falta nada.
De que salimos del estado mental de carencia.
Que apagamos el dispositivo generador de deseos...
Y liberamos toda la energía que estaba bloqueando el miedo.

 Esa es una buena manera de entender el resto de  la vida.


viernes, 20 de marzo de 2020

HIGIENE MENTAL




Algunas situaciones ponen a prueba nuestra resistencia mental.
Nuestra capacidad de adaptación y nuestras fortalezas. 
Seguramente este virus ha venido a comprobarlo.

Requiere que nuestro nivel de conciencia se eleve para salir de nuestra realidad particular y entrar en la de otros colectivos y personas que pueden estar padeciendo con más virulencia sus efectos. 
Y en la de aquellos que hacen lo posible y lo imposible para paliar sus consecuencias. 

Requiere que manejemos nuestros miedos, esos que la mente nos envía en un intento desesperado de protegernos ante lo desconocido. Que sepamos mirarlos de frente y decirles: Qué problema hay en que las cosas cambien, si antes no me dejabas valorarlas?.

Requiere que nos adaptemos a un nuevo compás del tiempo,  que estira las horas y los días para después congelarlas en un apartado extraño en nuestra memoria..

Requiere que paremos, nos da la oportunidad de buscarnos a nosotros mismos... de encontrarnos, de gustarnos.

Requiere que cuidemos el cuerpo donde vivimos, que lo alimentemos bien, que lo movamos... que nos dure mucho tiempo para poder seguir amando, corriendo, respirando, tocando, bailando... lo que sea que hayamos venido a hacer al mundo. 

Pero lo más importante que requiere de nosotros es que aceptemos la vida como es, con sus normas, que aceptemos sin lucha las cosas como vienen...  y  que nos mantengamos serenos y firmes. 
Que si tenemos que asustarnos y llorar, que lo hagamos, pero que volvamos a nuestras rutinas con energía renovada para poder contagiarla a quien decaiga, porque el mejor favor que podemos hacer a nuestros amigos y familiares es  preservar su energía para ellos, para cuando la necesiten. 

Viene a mi mente Jeremy Irons en la escena final de La Misión, con su miedo sereno y su templanza ante la adversidad y me devuelve la paz perdida. 

Si puedes, cierra los ojos y escucha.... y deja que la música  haga...




sábado, 29 de febrero de 2020

SAL DE TI



La primera parte de la vida consiste en diferenciarse.

Después de una etapa inicial en la que apenas se distingue donde termina  el propio cuerpo  y donde empieza el de los demás, de esa especie de pangea existencial, pasamos a evolucionar, crecer y a identificarnos con lugares, personas, ideas... y por oposición, inevitablemente, a distanciarnos de los demás.
Esta construcción de la personalidad nos ayuda a posicionarnos y a defendernos. Nos fortalece y nos prepara para afrontar dificultades sin resultar heridos.

Y también nos separa.

De la despreocupación inicial de la infancia, de la inocencia  que facilita la pronta respuesta de reparación del daño y la recuperación de la conexión, pasamos a preocuparnos, a acumular  de rencores o agravios, a repetirlos en nuestra mente en un bucle que siempre nos hace perder, aunque ganemos...

Pero la segunda parte de la vida, si uno evoluciona espiritualmente, consiste en deshacer todo lo que nuestro ego ha logrado.
Es un retorno a la esencia.

Es trascender todas esas corazas, y entender que ya no hacen falta.
Que ya no somos niños vulnerables, que somos responsables de nuestras emociones,  dueños de nuestra vida y que no hay culpables, ni vencedores, ni vencidos...

Que lo que un día necesitamos ya no nos hace falta..

Que precisamos conectar de nuevo con los demás para volver a  nosotros mismos.
Entender que nunca hubo distancias.
Y volver a casa.
 ❤️



martes, 21 de enero de 2020

PARA SIEMPRE




Me costó hacerle sitio a la idea del cambio permanente.
Interiorizar que nada perdura.
Convencerme de que no soy la que era. Ni la que seré.
Reconocer que debemos despedirnos periódicamente de quienes fuimos y celebrar nuevas vidas en ésta, con ilusiones renovadas, con heridas nuevas... despedirnos de personajes que habitaban en nosotros que ya no caben, que ya están, que ya no son.
Que todo a nuestro alrededor se está moviendo, hasta que se va.
Me facilita la vida pensarlo así porque de alguna forma, me prepara para lo que venga.

Pero en ocasiones me toca lidiar con mi instinto de supervivencia. Ese que busca seguridad, permanencia, que las cosas no cambien para generar ilusión de control.

En otras... directamente choco de lleno con mi sentido de trascendencia.

Porque hay una resistencia en mi.
Que desafía las leyes naturales.
Que soporta los envites de la vida una y otra vez, porque no entiende de “nunca mases”, que se rebela, que no cree que todo haya sido, para no volver a ser.

Que le dice a la vida: “Está bien, tú te llevas algo importante, pero yo me quedo una parte”.
Y lo tatúo en mi piel, si es necesario para desafiarte.
“In Aeternum”
Para toda la eternidad.
Porque hay cosas que son para siempre.

Historias, momentos, emociones, personas, lugares... que trascienden tiempo y espacio, como si nunca, como si nada.

Esa resistencia parece decirle a la vida:   “Tu serás Goliat, pero yo tengo una piedra.”