martes, 28 de abril de 2020

MIEDO Y TIPOS DE COMPORTAMIENTOS




En estos tiempos en los que las normas sociales son cambiantes y es fácil hacer generalizaciones excesivas que perjudican la convivencia, conviene clarificar las variables que pueden facilitar u obstruir la propagación de la pandemia.
Para mi las mas importantes, son dos:

Miedo y nivel de civismo.

De estos dos continuos se derivan cuatro perfiles diferentes:

Por un lado están los que sienten mayores cotas de miedo, estos son los que mejor se adaptan a las normas, por mas restrictivas que estas sean.
Unos están más legitimados que otros por pertenecer a población de riesgo... o por considerar  (con mayor o menor información) la gravedad de las consecuencias que puede tener esta situación a nivel social y/o económico..
A ellos hay que intentar rebajarles tensión en la medida de lo posible, para que mantengan su prudencia, sin que desarrollen patologías derivadas del estado de alerta a la que su sistema nervioso les somete en esta situación.
(Con trabajo personal y recursos, muchas  personas  pueden  moverse de ese sector de más miedo al de menos, adaptándose a la situación).

Pero en la situación en la que el miedo es mayor.. el. grupo se divide en dos, en función del comportamiento:

-LOS TEMEROSOS:  si tienen tendencia a preocuparse  y son poco cívicos, por egocentrismo, serán  inmunes al padecimiento ajeno,  pero su miedo les mantendrá controlados y confinados para evitar contagiarse o para evitar repercusiones económicas personales negativas.

-LOS SUFRIDORES SOLIDARIOS: Si sienten miedo y son personas solidarias y empáticas, estarán pendientes de los demás y sufrirán por ellos y se adaptarán a la normativa para protegerse y protegerles.

En el otro lado del círculo, se encuentran las personas que han gestionado su miedo, o no lo han tenido porque no temen por su salud o por su situación económica, porque no entran en criterios de vulnerabilidad, porque son de naturaleza tranquila, porque son inconscientes o porque aceptan la desdicha como parte del proceso de la vida...
A su vez, teniendo en cuenta su comportamiento, se dividen en:

- LOS PRUDENTES: Los que no tienen miedo personal pero son cívicos y solidarios  y por tanto están sensibilizados con el peligro que puede suponer para los sanitarios, para los mayores, para las poblaciones de riesgo... o las consecuencias económicas derivadas del alargamiento de esta situación, y acatan o ajustan las normas a su criterio moral sin cometer ninguna imprudencia que ponga  en riesgo a los demás.

- Por último (y donde realmente radica el problema), están los que actúan frecuentemente como INCONSCIENTES,  porque no sienten ningún miedo y están centrados en ellos mismos ... estos son una amenaza constante para la humanidad.
El proceso de educar en civismo, tolerancia, respeto, empatía o solidaridad es muy eficaz, pero muy lento. Y en esta situación, no se dispone de tanto tiempo.

A los que actúan generalmente así, hay que intentar hacerles conscientes del riesgo que corren y que causan, teniendo en cuenta que  son bastante resistentes, porque solo ven los  peligros cuando les afecta personalmente, es decir, demasiado tarde, así que lo que mejor funciona con ellos es la sanción.
Al tocarles directamente el bolsillo o el orgullo, generalmente reaccionan (con indignación, pero lo hacen).

Ellos son solo una minoría de la población, intentemos no generalizar.
Hay muchas personas haciéndolo bien y pensando en los demás.

Unos pocos no definen a la mayoría.

Gracias al resto. 🙏🏼

viernes, 3 de abril de 2020

PLENITUD



Somos animales deseantes que, por mucho que contemos con la razón, nos vemos espoleados a lo largo de la vida por multitud de impulsos y emociones.
Y para hacerlo más complejo todavía, no todos son conscientes.
Ni ellos, los impulsos, ni nosotros, las personas.

Vivir consiste, en gran parte, en ir haciendo consciente lo inconsciente.
La primera parte de la vida hacemos cosas, grabamos datos en nuestra mente, sin filtros, sin demasiado juicio crítico aún y nos vemos movidos por una serie de instintos que no sabemos muy bien qué nos dicen, ni a donde nos llevan.

Después generalmente, algún acontecimiento nos marca una pausa obligada.

A veces viene en forma de crisis existencial, producida por la falta de una persona querida, por una separación traumática, por acercarse la supuesta segunda mitad de la vida.. por lo que sea, algo nos sacude, nos obliga a parar y nos invita a entender lo que ha pasado y a cuestionarnos hacía donde vamos.
Y preguntarnos si queremos continuar en esa dirección.
O si queremos reconducir la vida de manera consciente, hacia otra parte.

A partír de ese momento se vive una vida mas real, y si se resuelve bien la crisis, más plena.

Entendiendo por PLENITUD:

Sensación de que no falta nada.
De que salimos del estado mental de carencia.
Que apagamos el dispositivo generador de deseos...
Y liberamos toda la energía que estaba bloqueando el miedo.

 Esa es una buena manera de entender el resto de  la vida.