martes, 1 de noviembre de 2016

SABIA QUE VENDRÍAS



"Mi amigo no ha regresado del campo de batalla, señor. Solicito permiso para ir a buscarlo".

"Permiso denegado" replicó el oficial.
"No quiero que arriesgue su vida por un hombre que probablemte ha muerto".

El soldado, haciendo caso omiso de la prohibición, salió y una hora más tarde regresó mortalmente herido, transportando el cadáver de su amigo.

El oficial estaba furioso: "¡Ya le dije yo que habría muerto!, ¡ahora he perdido a dos hombres! Dígame, ¿merecía la pena salir allá para traer un cadáver?"

Y el soldado, moribundo respondió: "¡Claro que sí, señor! Cuando lo encontré todavía estaba vivo y pudo decirme: Jack... estaba seguro de que vendrías".


Nos empeñamos en medir la vida en tiempos cuando en realidad, la verdadera unidad de medida son los momentos en que  lo detenemos:  reencuentros deseados, abrazos largos donde las palabras sobran, miradas cómplices con emociones contenidas, o lágrimas compartidas  en momentos difíciles... momentos de conexión intensa por los que merece la pena vivir, o como dice Anthony de Mello... por los que merece la pena morir.





2 comentarios:

  1. Conocía esta historia, pero no la recordaba. Estoy totalmente de acuerdo contigo en tu reflexión. La vida son pequeños instantes de felicidad.
    Besos!

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