domingo, 24 de marzo de 2013
PRISIONEROS
En eso se convierten algunos niños y niñas víctimas de separaciones familiares... en prisioneros de guerra.
Las desavenencias, el desamor, el rencor o el deseo de venganza, nunca, nunca, deberían ser más importantes que la necesidad infantil, genuina de idealizar a unos padres.
A un niño no le importan según que cosas... ni quien hizo qué, le importa poder admirar y reflejarse en unas personas a las que quiere y en las que confía, necesita que sus padres sean modelos y que orienten sus pasos, necesita creer en ellos y considerarlos indestructibles y eternos.
Los problemas de pareja no le atañen, no puede comprenderlos ni tiene por qué hacerlo. Bastante tiene con asumir cambios que no propuso y seguramente no esperaba.
Así que los adultos debemos arreglar en privado nuestras cosas y poner en orden cuanto antes los temas que haya que solucionar . Debemos velar por su infancia...
Y si me apuras, cuando el niño crece, tampoco... no le importan según qué cosas.
Queremos, necesitamos seguir creyendo que nuestros padres son nuestros héroes...
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