Buscando en el origen de algunos conflictos humanos a veces me encuentro con el socorrido recurso del : "yo quería decir...."
Si lo que queríamos decir era otra cosa, tendríamos que haber utilizado otras palabras...no? ya es lo suficientemente compleja la comunicación humana, la transmisión de una idea mental, su conversión primero en pensamiento, después en palabras y frases... el tono empleado, los gestos y toda la comunicación no verbal, el contexto en el que se dice... y la interpretación personal del que recibe el mensaje que lo contrasta con sus experiencias, emociones, creencias... si encima sustituimos unas palabras por otras, es casi un milagro que la gente se entienda.
Por eso no soy nada partidaria de las máscaras verbales, me gusta el mensaje directo y sencillo: las ironías, las indirectas, las bromas encubiertas y cualquier otro camuflaje que se emplee para decir algo importante son a menudo generadores de confusión, malas interpretaciones, suspicacias o frustraciones... y sirven en numerosas ocasiones para enrarecer y enturbiar las relaciones humanas.
O eso creo.
O eso creo.
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