Nacemos en carencia. El resto del tiempo buscamos completarnos.
Es un instinto básico buscar lo que nos falta.
Y si uno no es de naturaleza acomodaticia, la búsqueda no cesa y supondrá un reto conseguir el equilibrio en la vida.
Seguramente, será un equilibrio inestable.. y temporal.
Y en muchos de los casos, inconsciente.
Y todavía complicamos más las cosas cuando perseguimos opuestos, cuando conseguimos avanzar hacia un extremo y necesitamos su contrario:
actividad y calma,
seguridad y aventura,
diversión y tranquilidad...
Mal presagio para inconformistas.. alternarán periodos de éxtasis y desasosiego.
Mal presagio para conformistas... vivirán anestesiados una gran parte de sus vidas.
Quizás la clave esté en entenderlo y asumirlo, en aceptar límites razonables y temporales, en alternar búsqueda y descanso, en intentar disfrutar de lo que se tiene, de lo que se siente o de lo que se es.
Con ese estado de semi-vigilia de perro guardián en reposo, que continúa en alerta mientras duerme... para no desconectar de la vida.
Para continuar despierto y no dejar nunca de crecer, de aprender... y de completarse.
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