Pretenden convencernos que es algo bueno aparentar lo que no somos.
Más interesantes, más cultos, más guapos, más jóvenes, más ricos, más educados, más delgados... el bombardeo es constante.
Si no lo vemos, no oponemos resistencia o nos dejamos convencer... a quién queremos engañar en realidad, a los demás o a nosotros mismos?
¿Lo hacemos para buscar aprobación social? ¿Para aceptarnos? ¿Para evitar el rechazo? ¿Merece la pena pertenecer a un grupo en el que no nos aceptan siendo como somos? ¿Merece la pena pagar el tributo de renegar de uno?
Lo dudo mucho, porque cuanta mas distancia haya entre la idea que tenemos de cómo deberíamos de ser y la percepción real que tenemos... más sufrimiento habrá.
Así es que: o elevamos el autoconcepto o rebajamos las expectativas o... iniciamos un plan de acción realista para convertirnos en una versión mejorada (si es que lo que queremos conseguir, realmente nos "mejora", que esa es otra).
El caso es acercar posturas y liberarse de la máscara para volver a respirar con normalidad.
Nada mejor que SER y CREER en uno mismo.
¿Merece la pena pertenecer a un grupo en el que no nos aceptan siendo como somos?
ResponderEliminarEn contraposición de lo que diría el genial Groucho Marx: "Jamás pertenecería a un club que me aceptase como socio"
Aunque ambas afirmaciones sean contradictorias ambas hablan de lo mismo, quien soy y cómo quiero ser.
Buenas tardes a todos.
Efectivamente, me acordé de Groucho cuando la escribía, sí.
EliminarA veces hay un abismo entre quien soy y como quiero ser... pero no es muy recomendable para la salud mental, no todo el mundo se lo puede tomar con el humor de ese genio.
Un saludo.