Lo malo de que te gusten mucho algunas cosas, actividades o comportamientos... es que comienzas a mirar con recelo a las que se encuentran en el otro extremo del continuo.
Y me explico...
Cuanto más me gusta el silencio, o la tranquilidad... más intolerancia genero automáticamente, hacia el ruido y las prisas.
Y así, con todo.
Profundizas en conocimientos de la gastronomía por decir algo ... y tu recién estrenado critico culinario interno, arruina la diversión en un montón de situaciones culinarias normales y corrientes.
O desarrollas el sentido estético, y empiezas a ver mal gusto donde antes no veías nada.
Y estrechas el mundo. Y lo clasificas. Porque cuanto más te acercas a un polo, más te alejas del otro. Perogrullo puro y duro.
Profundizas en conocimientos de la gastronomía por decir algo ... y tu recién estrenado critico culinario interno, arruina la diversión en un montón de situaciones culinarias normales y corrientes.
O desarrollas el sentido estético, y empiezas a ver mal gusto donde antes no veías nada.
Y estrechas el mundo. Y lo clasificas. Porque cuanto más te acercas a un polo, más te alejas del otro. Perogrullo puro y duro.
Así es que pienso que ir creciendo, e ir definiendo ideas y clarificando gustos, es la perfecta manera de ir complicándose la vida... mucho más sencillo era todo cuando no sabías muy bien lo que querías, porque te adaptabas mejor y casi todo te iba bien.
A ver como me las compongo a éstas alturas, para desafiar el campo magnético y unir los extremos, de manera que formen algo parecido a un círculo.
(Seguro que mi estimada Concha Barbero de Dompablo me recomendaría la lectura del libro de Andrea Moritz titulado: "Rasgar el duelo de la dualidad"... lo tengo el la creciente lista de pendientes, acercándose con paso firme a las primeras posiciones).
En fin, que intentaré familiarizarme con todo el continuo, de extremo a extremo, para aprender sino a amar el ruido, a aceptarlo como parte del exterior, sin que el interior se entere...
o se altere ;)
Y asi con el resto.
A ver como me las compongo a éstas alturas, para desafiar el campo magnético y unir los extremos, de manera que formen algo parecido a un círculo.
(Seguro que mi estimada Concha Barbero de Dompablo me recomendaría la lectura del libro de Andrea Moritz titulado: "Rasgar el duelo de la dualidad"... lo tengo el la creciente lista de pendientes, acercándose con paso firme a las primeras posiciones).
En fin, que intentaré familiarizarme con todo el continuo, de extremo a extremo, para aprender sino a amar el ruido, a aceptarlo como parte del exterior, sin que el interior se entere...
o se altere ;)
Y asi con el resto.