viernes, 18 de octubre de 2013

MATRIOSKAS



Juventud: Dícese de esos años de transición entre proyecto y persona, en los que uno todavía no sabe muy bien quién es, ni cuál es su sitio, ni qué hace, ni qué quiere...
O sí, pero a ratos.

Tiempo de equivocarse y rectificar... de ilusionarse, de saltar sin red, de quererlo todo. De probar.

Pero tiempo que no se va... sino que se queda. Se incorpora a nuestras nuevas experiencias, a nuestras nuevas circunstancias y responsabilidades, y aunque no siempre les prestemos atención, están ahí.... el niño o la niña que fuimos, el/la joven.

Recuerdo unas muñecas rusas que había en mi casa... de esas que se van introduciendo unas en otras, en una especie de extraña fagocitosis,  hasta formar una de mayor tamaño... pues yo creo que crecer es algo así.
Es incorporar lo que fuimos a lo que somos, añadir a nuestra esencia aquellas experiencias que dejaron impronta en nuestra retina o en nuestro corazón.

Quizás de vez en cuando,  haya que liberar a esas muñecas internas,  haya que dejarlas salir, respirar y desentumecerse antes de volver a guardarlas y olvidarlas.

Así notaremos, que algo dentro, sigue vivo.

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