Estas fiestas no dejan indiferente a casi nadie. Pocos tibios las atraviesan.
Pueden transportarte a algún lugar de la infancia donde viven la ilusión y la inocencia....
o sacarte el gruñón que llevas dentro y convertirte en una especie de paria errante en busca de algún lugar sin turrón ni villancicos...
Lo cierto es que se aman y repudian a partes iguales.
Entiendo que la ausencia reciente de algún ser querido pueda trastocar hasta el más idílico de los planes navideños, pero quizás la presencia de otras personas queridas sea suficiente motivo para celebrar el hecho de estar juntos.
Porque habrá un día que no lo estaremos. Por eso hay que celebrarlo...
Porque AHORA sí lo estamos.
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