jueves, 10 de octubre de 2019

PASOS DE BAILE




Las circunstancias vitales marcan los ritmos.
Como un metrónomo interno.
Dictan necesidades y organizan tiempos.

Las necesidades hablan de deseos conscientes e inconscientes, de apegos, de anhelos, de miedos. Las elaboramos en nuestro recorrido vital, con los impactos emocionales que hemos experimentado  y con su resonancia interna. Las determinan nuestras elecciones, nuestro entorno, nuestras circunstancias.  Hablan de qué queremos, de qué nos responsabilizamos y de cuáles son nuestros objetivos.
Configuran algo íntimo y personal y si está elaboradas con mimo y cuidado, se convierten en una brújula que orienta nuestra vida.
(Seguramente si no lo están,  si no hemos hecho un proceso consciente, si las dejamos campar a sus anchas sin medida alguna, también orientarán nuestra vida, pero no sabremos hacia donde la dirigen, ni por qué, ni nos proporcionarán satisfacción interna, perdiendo un poco el sentido nuestra existencia).

Es por ello que a veces se juntan personas un tiempo determinado, se gustan, intentan encajar sus vidas y surgen muchas resistencias.

Porque no siempre en ese encuentro se pueden ajustar ritmos. El interés mutuo  puede encubrir temporalmente esos dictados internos, puede ocultarlos, distraerlos, apartarlos... pero si tienen relevancia en nuestra vida, resurgirán con fuerza, reclamando su sitio.

Si no hay sincronía en el paso, el baile se convierte en una frustración constante, no fluye, asoman los bloqueos, y las tensiones y el desencuentro.

Quizás llega el momento de abandonar la pista, de buscar nuevas melodías que se ajusten mejor a nuestros pies y a la necesidad que tengamos de moverlos.

Hay cosas que no se puede forzar..
El ritmo es una de ellas.


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