domingo, 21 de julio de 2019

CRONOLOGÍA DE UN APRENDIZAJE




Capítulo Uno

Voy andando por la calle
Hay un agujero profundo en la acera
Me caigo
Estoy perdida... no sé que hacer
No es culpa mía.
Tardo siglos en salir.

Capítulo Dos

Voy por la misma calle
Hay un agujero profundo en la acera.
Hago como que no lo veo
Me vuelvo a caer.
No puedo creer que me haya caído Enel mismo sitio.
Pero no es culpa mía.
Tardo bastante tiempo en salir.

Capítulo Tres

Voy por la misma calle
hay un agujero profundo en la acera.
Veo que está ahí
Me caigo... es un hábito
Pero tengo los ojos abiertos.
Sé donde estoy
Es culpa mía
Salgo rápidamente.

Capítulo Cuarto

Voy por la misma calle
Hay un agujero profundo en la acera.
Lo esquivo.

Capítulo Cinco

Voy por otra calle. 


(Autobiografía en 5 capítulos breves, Portia Nelson).

Me encuentro con lo inesperado. No lo sé gestionar, me aturde, echo culpas a los demás. Invierto mucho tiempo en resolverlo.

Me vuelvo a encontrar con el mismo obstáculo, pero esta vez lo veo venir, y como me hago la loca, me meto de nuevo en él. Sigo sin admitir mi responsabilidad, pero salgo un poco más rápido del lío.

De nuevo el problema, entro voluntariamente, soy consciente, asumo la responsabilidad. Encuentro más rápido la salida.

Me encuentro con la misma dificultad, evito involucrarme emocional y físicamente. Me protejo.

Me aparto. Cambio. Se acabó el problema. 



martes, 16 de julio de 2019

CUANDO EL DOLOR SE QUEDA






A veces no se va.
A veces uno espera que el dolor se canse, se agote o se termine sin más.
Pero no siempre es pasajero, algunas veces viene para quedarse, encuentra una debilidad en el cuerpo, y se instala.
Y se fortalece con la resistencia.

Tiene que ser difícil convivir con el dolor.
Escucho testimonios de personas que lo padecen de múltiples formas, en distintas partes de su anatomía, con diversas intensidades, con orígenes conocidos y desconocidos... agotados de luchar contra él, de intentar entenderlo, de mitigarlo, de combatirlo.
Todos ellos con un factor común, un sistema nervioso estimulado durante demasiado tiempo,  hiperactivado ante continuas amenazas que ponen en riesgo su bienestar. Convirtiendo causa en consecuencia y creando un circulo vicioso con dolor emocional añadido, del que cuesta mucho salir.

Pero se puede modificar su intensidad,  uno puede dejar de luchar contra él y no añadir sufrimiento emocional al dolor físico,  uno puede acortar la distancia entre la vida deseada y la real, para evitar el desasosiego de sentir se está en el lugar equivocado. Se puede aceptar o cambiar. Se puede descansar la mente y relajar el cuerpo, se puede poner atención en otras sensaciones... hay cosas que se pueden intentar, en función de las circunstancias de cada uno, personalizando contextos y limites físicos y mentales, pero se pueden intentar.
Hasta que funcionen.

Porque seguro que hay dolores que no se van, pero quiero pensar que si el dolor se queda, va a ser él el que se adapte a nuestras vidas.
No al revés.