sábado, 22 de diciembre de 2018
"EL MAL"
Desde la Psicología no se entiende la maldad como una finalidad en sí misma.
Es solo la antesala de la ignorancia. De una distorsión de la realidad. De la creencia errónea de como deberían ser las cosas. De la rigidez mental. De una anomalía. De un trastorno. De una búsqueda patológica de reconocimiento. Del egoísmo peor entendido. De un daño emocional con impacto irreversible. De complejos profundos... o de una suma de todo ello.
Es funcional. Existe como medio para conseguir un fin, y no siempre es consciente.
Muchos más motivos ambientales que genéticos determinan nuestros comportamientos, desde los más filantrópicos, hasta los más viles... pasando por toda la gama que media entre ambos. Porque somos potencialidades, para bien y para mal.
Necesitamos las experiencias, los aprendizajes, las condiciones que favorecen nuestro desarrollo afectivo sano o por el contrario, nuestra involución hacia otras especies inferiores.
Lo que está claro es que las personas sanas, equilibradas, con una vida y unas relaciones satisfactorias, difícilmente encontrarán tiempo para practicar el mal en cualquiera de sus manifestaciones, de lo que se puede deducir que algo falla en aquellas que lo practican y que son más dignas de lástima que de odio... porque no encontrarán la paz atrapados en su miseria.
El ojo por ojo nos convierte en aquello que rechazamos.
La comprensión muchas veces, es la respuesta.
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