Mis padres cumplen hoy cincuenta años juntos.
Cincuenta años intensos en los que caben muchas vidas... en los que únicamente quien entiende y siente el amor de manera incondicional, puede escribir historias a las que se llega ensayando y
sincronizando los pasos del baile, ajustándolos y acompasándolos al ritmo de la música que suene
en cada momento... avanzando juntos a veces a distintos tiempos, esperando a que el otro llegue, caminando más despacio o más deprisa, pero en una misma dirección.
Formando en su camino una familia, que crece y mengua con incorporaciones y despedidas, abuelos que se van, nietos que vienen, parejas que se incorporan... latiendo juntos la vida tal cual es, en continuo movimiento, obligando a adaptarse a quien quiera disfrutarla.
Ellos son los artífices de todo, los pilares de la estructura, nuestros referentes y la causa fundamental de que estemos aquí, celebrando su unión y su historia común.
Papá: gracias por transmitirnos tu sentido del deber, por dejarnos claro que la devoción es algo secundario a la responsabilidad, por tu valentía y tu entereza para aceptar los reveses de la vida, por tu fidelidad a lo auténtico, alejado de modas pasajeras, por enseñarnos el valor de las cosas, por tu fortaleza y tu capacidad de sacrificio y sufrimiento. Gracias por tu mejora continua.
Mamá: gracias por despertar en nosotros la curiosidad, que es la base del crecimiento, por transmitirnos las ganas de aprender, la ilusión por viajar y ampliar el mundo. Gracias por el amor a la música, la literatura y la belleza y por tu dedicación a la familia por encima de todas las cosas. Gracias por enseñarnos a ser sinceros, a perdonar y a no guardar rencores, por tu generosidad y por tu entrega incondicional.
Muchas gracias a los dos por darnos la vida, por darnos hermanos con quien compartir juegos, secretos, confidencias y avatares, con quien volver cada Navidad a casa.. gracias por velar nuestros sueños y nuestros pasos, y también por los desvelos y por los esfuerzos que hicisteis para que estudiáramos lejos del hogar...
Sentimos los disgustos, las preocupaciones y las lágrimas que os hayamos podido causar, pero intentaremos compensarlas con abrazos, sonrisas y mucho amor el resto de nuestras vidas.
GRACIAS.
sábado, 24 de febrero de 2018
martes, 20 de febrero de 2018
SONIA
Dicen que uno no se muere hasta que no se apaga el último recuerdo que tiene nuestro, el último de nuestros seres queridos... Sonia nos regaló, envueltos en sonrisas, momentos suficientes como para ser inmortal.
Se agolpan todos en la mente superponiéndose sin orden en una lucha desesperada contra la dura realidad... Sonia está ahí, organizándonos la vida, los encuentros, con su palo de selfie siempre en alto, tejiendo redes humanas a su alrededor, sirviendo de nexo de unión entre nosotros, escuchando nuestras historias, como ella sabe, con su interés sincero.. quitando hierro, poniendo notas de humor, protegiendo a los suyos, contagiando entusiasmo con su sed de vida, con sus ganas de descubrir lugares nuevos, en busca de sol y arena, de restaurantes y amigos, de escenarios para inmortalizar con su cámara, persiguiendo a Nico entre olas, espumas y balones de fútbol, con filtros que ella no necesita porque con su brill brili y su sonrisa iluminaba el mundo.
La mente irá poniendo en orden todas nuestras imágenes y nuestras emociones, pero sin duda una de las que perdurarán, cuando se nos pase el enfado por habérnosla llevado tan pronto, será la gratitud a la vida, por habernos dejado coincidir en el espacio y en el tiempo con ella,
Gracias por tanto amiga, madre, hermana, cuñada, esposa, hija..
te llevas una parte de nosotros pero dejas un legado de amor imborrable en nuestras vidas.
Espéranos donde estés, vete eligiendo un lugar bonito porque seguiremos la estela de luz y color que dejas a tu paso.... y te encontraremos.
miércoles, 14 de febrero de 2018
VOLVER A SENTIR
Comentaba en la anterior entrada como la mente en ocasiones se va.
Viaja sin previo aviso al pasado y se instala allí o vuela a un futuro hipotético y amenazante anticipando catástrofes que seguramente nunca ocurrirán...
Si tarda mucho tiempo en volver o se enreda innecesariamente en emociones que interfieren en el normal desempeño de la vida cotidiana y en su beneficiosa tranquilidad, conviene traerla de vuelta.
Para hacerlo, nuestros sentidos nos sirven de gran ayuda:
Haz varias listas: una por cada órgano de los sentidos, que incluyan actividades sencillas, imágenes, lugares, aromas y sabores y ellos la invocarán, o la llevarán de paseo por sitios más amables que conectan directamente con nuestro bienestar.
A modo de ejemplo:
VISTA: un determinado paisaje que nos agrade, que nos alimente el espíritu, un libro que nos interese (o un fragmento), una imagen concreta, un poema, o si la atención sostenida lo permite... una película, lo que sea que a través de la vista nos traiga a la realidad o nos saque del lugar en el que estábamos.
OLFATO: un aroma determinado: un obrador de pan, un perfume, la hierba, el salitre, la ropa limpia, el olor de un bebé.. lo que tengamos a mano para deleitarnos unos segundos con su esencia...
TACTO: una caricia, un abrazo, el agua caliente de la ducha sobre la piel, o el agua fría en un día caluroso de verano, un baile cuerpo a cuerpo, los besos... todo lo que nos obligue a cerrar los ojos para disfrutar con mayor intensidad...
GUSTO: una copa de vino, una cerveza fresca, una trozo de tu pastel preferido, de tu comida favorita... a sorbos, a bocados lentos, deleitándonos en el sabor y disfrutando de las sensaciones que provocan en nuestro paladar...
OIDO: la música como quintaesencia, una voz amiga, un susurro, la naturaleza hablando, el mar batiendo, la lluvia contra el cristal..
Añade, quita, modifica... pero ten tu lista preparada y alinea mente, cuerpo y espíritu para restablecer la calma y encontrar pequeños refugios en días tormentosos. Estíralos gradualmente, hasta que te devuelvan al presente.
Ahí, donde está la vida.
Viaja sin previo aviso al pasado y se instala allí o vuela a un futuro hipotético y amenazante anticipando catástrofes que seguramente nunca ocurrirán...
Si tarda mucho tiempo en volver o se enreda innecesariamente en emociones que interfieren en el normal desempeño de la vida cotidiana y en su beneficiosa tranquilidad, conviene traerla de vuelta.
Para hacerlo, nuestros sentidos nos sirven de gran ayuda:
Haz varias listas: una por cada órgano de los sentidos, que incluyan actividades sencillas, imágenes, lugares, aromas y sabores y ellos la invocarán, o la llevarán de paseo por sitios más amables que conectan directamente con nuestro bienestar.
A modo de ejemplo:
VISTA: un determinado paisaje que nos agrade, que nos alimente el espíritu, un libro que nos interese (o un fragmento), una imagen concreta, un poema, o si la atención sostenida lo permite... una película, lo que sea que a través de la vista nos traiga a la realidad o nos saque del lugar en el que estábamos.
OLFATO: un aroma determinado: un obrador de pan, un perfume, la hierba, el salitre, la ropa limpia, el olor de un bebé.. lo que tengamos a mano para deleitarnos unos segundos con su esencia...
TACTO: una caricia, un abrazo, el agua caliente de la ducha sobre la piel, o el agua fría en un día caluroso de verano, un baile cuerpo a cuerpo, los besos... todo lo que nos obligue a cerrar los ojos para disfrutar con mayor intensidad...
GUSTO: una copa de vino, una cerveza fresca, una trozo de tu pastel preferido, de tu comida favorita... a sorbos, a bocados lentos, deleitándonos en el sabor y disfrutando de las sensaciones que provocan en nuestro paladar...
OIDO: la música como quintaesencia, una voz amiga, un susurro, la naturaleza hablando, el mar batiendo, la lluvia contra el cristal..
Añade, quita, modifica... pero ten tu lista preparada y alinea mente, cuerpo y espíritu para restablecer la calma y encontrar pequeños refugios en días tormentosos. Estíralos gradualmente, hasta que te devuelvan al presente.
Ahí, donde está la vida.
domingo, 4 de febrero de 2018
NUDOS GORDIANOS
La vida se desdobla.
Tiene un inicio y un final con una supuesta trayectoria lineal entre ambos, y de pronto un suceso inesperado con un fuerte impacto emocional, trunca y modifica su rumbo, dejando el cuerpo en un lugar y la mente sobrevolando una realidad que ya no existe.
Y habrá un tiempo de duelo intenso, donde los pensamientos se dispersarán continuamente negándose a aterrizar, protegiéndonos de la caída... leía hace poco una frase de Ángel Ruiz Ojeda que expresaba de manera sencilla y gráfica la consecuencia de este proceso, venía a decir algo así como que si la cabeza tarda mucho tiempo en volver, el cuerpo la traería de vuelta a través de la enfermedad...
Conocer a una persona es conocer esos nudos que redireccionaron su vida, la resonancia de ese dolor pasado, de ese miedo que tiñe su visión e interpretación del mundo.
Querer a una persona es esperar que vuelva.
Respetar su tiempo, su ausencia, acompañar su cuerpo, velar por su alma y esperar a que su mente vuelva.
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