Alimentar el cuerpo no parece ser garantía de éxito para hacer más llevadero nuestro paso por la vida...
Manjares, pasiones carnales, fórmulas químicas variadas que alteran nuestra percepción del tiempo y el espacio.... Placeres con fecha de caducidad que el instinto exigirá con impaciencia una y otra vez si uno no se toma la molestia de domesticarlo un poco..
Sustitutivos de amor, en muchas ocasiones...
Afortunadamente hay otras fuentes de placer que alimentan el espíritu. Con efectos más duraderos y saludables, que en vez de esclavizar, nos devuelven el bastón de mando.
Lo siento... no hay recetas mágicas.
Lo siento... no hay recetas mágicas.
Uno debe buscar que es aquello que le aquieta y le calma... una actividad, un sitio, una persona, lo que sea que ponga en orden las cosas y coloque lo realmente importante... donde debe estar.
Que relativice la vida y nos recuerde que estamos de paso...
para que aprendamos a disfrutarlo.
para que aprendamos a disfrutarlo.