Lo a gusto que se queda uno cuando llega a la conclusión de que son los demás los que nos causan todos los males.
Y lo poco que aprende...
Sería estupendo vencer esa resistencia que supuestamente nos protege de un daño emocional, pero que en realidad nos está privado de la oportunidad de crecer, de responsabilizarnos de nuestra vida y de intentar cambiar las cosas que no funcionan.
Por que si yo no tengo nada que ver... ¿quién me garantiza que no vuelva a ocurrirme? ¿quién lleva el control de mi vida? ¿tú? ¿los demás?
Merece la pena intentarlo, merece la pena buscar los actos que nos conectan a nuestras circunstancias... para descubrir que muchas veces, somos capaces tanto de generarlas, como de modificarlas.
Eso nos devuelve el bastón de mando y nos permite mejorar, porque en contra de lo que tememos, reconocer nuestra responsabilidad, no sólo NO nos convierte en personas vulnerables, si no todo contrario, nos fortalece y nos humaniza.
Así que menos "es ques..." y más" hay ques..."
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