miércoles, 10 de abril de 2013

MIEDOS



A veces toca enfrentarse a nuestros demonios...

Están ahí, agazapados, te enseñan de vez en cuando la pezuña pero te permiten seguir con tu vida, hasta que un día, sin previo aviso,  se cansan de tanto anonimato y deciden aparecer, para regocijo del personal.

Se plantan delante y los miras (que no es poco) y vences la tentación de salir huyendo, que es lo que realmente te gustaría. Pero si  te fijas con detenimiento, si sostienes con fuerza la mirada, descubres que ya no tienen los bordes tan definidos. Aparecen poros y fisuras,  quizás porque nos acompañan desde hace mucho tiempo, y envejecen con nosotros....

Pero nosotros tuvimos la oportunidad de ir aprendiendo, de ir puliendo aristas, de fortalecer inseguridades... y ellos no. Se limitaron a acompañarnos sin más trabajo.

Así que espada en mano, cual caballero medieval,  toca afrontar el reto, seguramente sin saber que con el simple hecho de intentarlo,  la batalla esta ganada.... y el demonio desaparece.

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