El problema de desconocerse a uno mismo es que les atribuimos a los demás superpoderes.
En concreto dos: El superponer de hacernos felices y el de hacernos infelices.
Si no conocemos nuestras propias necesidades, si no sabemos nada de nuestras motivaciones internas, de nuestros miedos, heridas emocionales, instintos o debilidades.. y pretendemos que los demás nos quieran para que nos las satisfagan (independientemente de cuales sean las suyas), estaremos forzando las relaciones y abocándolas a la desigualdad o a la ruptura.
Quizás en el inicio de las relaciones de pareja, el enamoramiento funcione como un espejismo donde el otro se convierte en la salvación de todos los males, pero al tiempo, el pedestal comenzará a moverse y será incómodo para ambos mirarse cuando en sus ojos donde hubo "amor", haya decepción y miedo.
Ni nuestros padres, ni nuestros hijos, ni nuestros amigos, ni nuestras parejas, tienen super poderes. Ni falta que les hace. Son personas con sus propias necesidades y no siempre serán compatibles con las nuestras. Solo el conocimiento personal y el cariño profundo, puede unir a personas diferentes que están en distintos planos de realidad y crear un camino de unión entre ambas.
Y hacer que sostengan su mirada.
Limpia.
Esa mirada serena de las personas que aceptan la realidad.
Sin espejismos.
Y que descubren esa impagable sensación de que lo que buscaban, era en realidad lo que ya tenían.