Foto: Nacho Ormaechea |
Hay ciertas leyes universales que nos resistimos a encarar y es precisamente esa resistencia que generamos la que nos impide fluir con el curso que marca la vida.
1- Las relaciones son temporales… pueden durar más o menos tiempo, pero tienen un principio y un fin. Estamos de paso en la vida de los demás, y ellos en las nuestras. Terminan las circunstancias o las etapas que nos mantenían cerca.
2- El sufrimiento forma parte de la vida. Hay un dolor legítimo, provocado por una pérdida, que precisa de un tiempo de duelo en el que se ajustan de nuevo las expectativas y la realidad... y hay un sufrimiento gratuito fruto de nuestra interpretación errónea de las circunstancias. Es nuestra responsabilidad personal conocer éste último y tratar de minimizarlo.
3- La enfermedad, la vejez y la muerte forman parte de la vida. Podemos correr, escondernos o mirar para otro lado, pero estaremos escapándonos de la vida misma. Y ella se impone con sus criterios naturales.
Al contrario de lo que pueda parecer, aceptarlas es mucho mas liberador que preocupante.
Cuando las integramos en el ideario personal, dejamos de luchar contra la realidad y jugamos a favor de la vida.
Personalmente he encontrado una manera un tanto mística de lidiar con las ausencias. Las más difíciles de gestionar son lógicamente las súbitas, pero me reconforta la idea de separar los conceptos de ver y de sentir.
Una cosa es que no vea a las personas queridas y otra es que no estén.
Es similar al hecho de convivir en un misma casa y estar cada uno en una habitación, no ver a una persona no significa que no la sienta, con la misma cercanía, con la misma intensidad que si estuviera en la misma estancia.
No hay una ruptura interna dramática porque siguen estando.
Y están porque forman parte de mi, de quien yo soy, porque hemos compartido historias y sueños, he hecho míos gestos o manías, me han contagiado emociones, me han trasmitido ideas, pensamientos o ilusiones... que me han hecho crecer.
Y por eso mientras yo esté viva, ellas continúan conmigo y vivirán a través de mi.
Y cuando ya no esté.. alguien nos llevará dentro.
Y seguiremos viajando de vida en vida.