Funcionamos como un iman. Con sus dos polos.
Las personas podemos sacar lo mejor de la gente que nos rodea, y de esa manera acercarlos a nosotros, o hacer que salga lo peor que llevan dentro y que de ese modo, se alejen a toda velocidad. Es simple.
Todo consiste en mantener a raya al ego si queremos relaciones sólidas y/o duraderas porque reclamará reciprocidad milimétrica si considera que la entrega es ambiciosa... y atenciones, derechos y peitesias varias para alimentar su inagotable sed.
Pero podemos distraerlo centrando nuestra atención en el potencial de las personas que tenemos cerca, y además, perseverando y venciendo resistencias... llegaremos esa parte oculta, pura y genuina, que cada persona posee en su interior.
Quizás ahí radica nuestra grandeza, en el tratamiento que hagamos de la parta más frágil de las personas que amamos, porque tenemos el poder de destruirlos, rechazando o ridiculizando sus debilidades, o de fortalecerles, ayudándoles a superar sus límites.
Y ese es nuestro gran poder.
Saca brillo de las personas que tienes al lado, y su reflejo... aumentará tu luz.