domingo, 31 de mayo de 2015

VULNERABLES



Todos somos vulnerables.
Otra cosa es que nos guste reconocerlo.

Nos provoca cierto recelo (cuando no rechazo) la fragilidad, supongo que porque nos aleja de la imagen de persona autosuficiente que nos gusta creernos, y por eso muchas veces invertimos tiempo, esfuerzo y dinero en intentar ocultarla. 
Y por eso mismo, la aumentamos. 

Porque seamos sinceros, no es agradable exponer miserias personales y permanecer a la espera del veredicto de un jurado... tanto más, cuanto más severos sean los miembros del mismo. Conviene recordar en este punto que muchas veces somos nosotros los que elegimos a sus miembros (incluso los que nos sentamos en primera fila), por eso, hacer una buena selección de aquellos que compartirán nuestros días y/o nuestras noches, ofrece cierta garantía de una sentencia "justa". 

Pero el error está en intentar negar una parte de nosotros mismos. Una parte que rechazamos por miedo al abandono o la burla ajena. Paradójicamente, ocurre lo contrario, cuando la mostramos,  cuando destapamos la caja de nuestros supuestos truenos, descubrimos que son precisamente nuestras propias debilidades las que nos permiten conectar con nosotros mismos y con los demás. Mostrar nuestras inseguridades, nuestros temores privados, nos humaniza, y nos hace dignos de respeto... y de amor. 

Porque no puedes querer a alguien hasta que no le conoces... y no le conoces  hasta que no descubres su fragilidad. Así que si alguien te brinda ese honor y te muestra su vulnerabilidad, te está ofreciendo el privilegio de avanzar hacia su parte más íntima, y eso te une a ella en un nivel profundo, ahí donde vuestros límites se difuminan.  
No desperdicies esa oportunidad.


PD: Muy recomendable esta charla TED de Brené Brown acerca de la vulnerabilidad. 




miércoles, 13 de mayo de 2015

NÓMADAS



Hubo un tiempo que fuimos nómadas... que dirigíamos nuestros pasos hacia pastos verdes y frutos maduros.
Ignoro quien y en base a qué, decidía el siguiente destino de la tribu, supongo que habría alguna organización jerárquica en función de la fortalezas, atributos o maestría en determinadas funciones que resultarían básicas para la supervivencia de la especie.

O quizás no...

Quizás alguien guiaba en función de un instinto certero,  ese que de alguna forma imperceptible, advierte que se acaba el tiempo, que es hora de recoger  y levantar el vuelo. Una especie de aviso extrasensorial que informa de un peligro inminente... no lo sé,  el caso es que funcionó. Nuestros antepasados superaron situaciones extremas que extinguieron especies coetáneas y ello posibilitó nuestra perpetuidad. 

Pero fué el descubrimiento de la agricultura, lo que cambió realmente las reglas del juego... una de las mayores transformaciones que ha sufrido nuestra especie (sino la mayor), fue la domesticación de las plantas. Proporcionó mayor cantidad y variedad de alimentos e incrementó notablemente la población, al tiempo que, de alguna manera, ató nuestras manos al trabajo continuado y nuestros pies a una misma tierra... con todo lo que ello implica: sustituir la estrategia de huida ante un enfrentamiento hostil, por la de protección y defensa del territorio: fortalezas, muros y armas, y también la necesidad de crear una nueva organización interna que regulara las normas de pertenencia al grupo y que posteriormente derivaría en un complejo entramado político, económico, jurídico y social: La Cultura.

Es verdad que se estima que de aquella, eran 8 millones de habitantes en todo el planeta, cantidad que dista mucho de los 7000 millones actuales, así que me resulta difícil imaginar como podríamos vivir en la actualidad, de no haber cambiado de estilo de vida,  pero... estoy segura de que entre nosotros están los herederos de aquellos cuyo instinto genético estaba más desarrollado, capaces de percibir el peligro de estancarse (no sólo para la salvaguarda de la vida física, sino de la espiritual y emocional), y de determinar con relativa precisión, el momento en que se precisa un cambio. 

Ellos tienen la responsabilidad de moverse y guiar a los suyos. 

Porque hubo un tiempo en que fuimos nómadas... 
Pero quizás ahora seamos demasiado sedentarios.