martes, 28 de marzo de 2017

EL EMPUJÓN




Invadí su espacio como tantas otras veces lo habia hecho, pero ella, me empujó.
Por primera vez.
No es algo físico, pero duele.
Y  me quedé desconcertada un tiempo.
El  suficiente para ser consciente y aceptar el fin de un ciclo.

Lo hizo con amor, con delicadeza y firmeza, como se debe hacer cuando un ser querido se extralimita "bienintencionadamente", sin darse cuenta de la importancia o la transcendecia que ello tiene.

Cuando uno tiene hijos, durante un tiempo todo es  una especia de pangea, donde nada delimita nada, y se superponen espacios y tiempos con la rutina y las costumbres. Todas las señales parecen indicar que nada cambia, que la vida es una sucesión de días similares... pero por supuesto que lo está haciendo, que va cambiando, aunque no se vea.
Exactamente como tiene que ser, al ritmo que impone la vida sus leyes.

Así que de un día de repente, allí estaba yo, utilizando mi rol de madre de niña pequeña, con una que ya no lo era tanto y llegó el momento necesario de  dibujar terrirorios... ella señaló la parte de  su vida que le pertenecía a ella no a mí, dibujó una linea, me abrazó y me recordo que me quería.
 
Reconozco que me sentí algo defraudada conmigo misma por  no haberlo visto venir y después también reconfortada con la idea de que ella supiera hacerlo en mi lugar.

Seguramente saldré y entraré tantas veces como considere necesario en función de las circunstacias, me volveré a extralimitar queriendo o sin querer, hasta que compruebe que puede manejarse sola, pero fortaleceremos nuestra relación con la sinceridad y el cariño que da poner las cosas en su sitio,  y aceptaré que el mío ya no es el epicentro...

Quizás la que tenga que empezar a hacer más su vida, no sea ella... sino yo. 

jueves, 2 de marzo de 2017

LA TEORÍA DE LA RELATIVIDAD



Analizamos solo una parte de la realidad, la "auténtica" pensaremos, la buena es siempre la nuestra...
Pero no.
La nuestra es solo la nuestra, ni mejor ni peor.
Nuestros sentidos, nuestra memoria,  no alcanzan a analizar la totalidad, deben seleccionar una parte, podemos leer el mismo libro, ver la misma película, escuchar la misma conversación... y cada uno tendrá sus propias conclusiones.  Seguramente serán coincidentes en algunos puntos pero divergirán en un montón de detalles que harán que el libro, la película, la conversación.. ya no sea del autor, sino nuestra, porque  añadiremos tintes, iluminaremos unas partes y ensombreceremos otras, conectaremos con emociones pasadas o presentes que aumentarán intensidad y en suma, nos quedaremos con nuestra propia versión de la realidad.

Todo es interpretación.

La buena noticia es que, si podemos ampliar o modificar el prisma, salir de nuestro punto de vista, podemos comprender mucho mejor a las personas que nos rodean y aún algo más importante: podemos cambiar el pasado. 

Podemos interpretar de manera diferente hechos ocurridos en el pasado, tenemos el poder de analizarlo desde un nuevo ángulo, añadir nuevos conocimientos, y hacer una lectura parcial o completamente distinta, que nos permita comprender mejor y reconciliarnos con él. Incluso, si estamos a tiempo, podemos intervenir subsanando errores que aportarán paz a nuestra vida.

Ese es uno de nuestros mayores poderes:
Aprender a relativizar.