miércoles, 13 de mayo de 2015

NÓMADAS



Hubo un tiempo que fuimos nómadas... que dirigíamos nuestros pasos hacia pastos verdes y frutos maduros.
Ignoro quien y en base a qué, decidía el siguiente destino de la tribu, supongo que habría alguna organización jerárquica en función de la fortalezas, atributos o maestría en determinadas funciones que resultarían básicas para la supervivencia de la especie.

O quizás no...

Quizás alguien guiaba en función de un instinto certero,  ese que de alguna forma imperceptible, advierte que se acaba el tiempo, que es hora de recoger  y levantar el vuelo. Una especie de aviso extrasensorial que informa de un peligro inminente... no lo sé,  el caso es que funcionó. Nuestros antepasados superaron situaciones extremas que extinguieron especies coetáneas y ello posibilitó nuestra perpetuidad. 

Pero fué el descubrimiento de la agricultura, lo que cambió realmente las reglas del juego... una de las mayores transformaciones que ha sufrido nuestra especie (sino la mayor), fue la domesticación de las plantas. Proporcionó mayor cantidad y variedad de alimentos e incrementó notablemente la población, al tiempo que, de alguna manera, ató nuestras manos al trabajo continuado y nuestros pies a una misma tierra... con todo lo que ello implica: sustituir la estrategia de huida ante un enfrentamiento hostil, por la de protección y defensa del territorio: fortalezas, muros y armas, y también la necesidad de crear una nueva organización interna que regulara las normas de pertenencia al grupo y que posteriormente derivaría en un complejo entramado político, económico, jurídico y social: La Cultura.

Es verdad que se estima que de aquella, eran 8 millones de habitantes en todo el planeta, cantidad que dista mucho de los 7000 millones actuales, así que me resulta difícil imaginar como podríamos vivir en la actualidad, de no haber cambiado de estilo de vida,  pero... estoy segura de que entre nosotros están los herederos de aquellos cuyo instinto genético estaba más desarrollado, capaces de percibir el peligro de estancarse (no sólo para la salvaguarda de la vida física, sino de la espiritual y emocional), y de determinar con relativa precisión, el momento en que se precisa un cambio. 

Ellos tienen la responsabilidad de moverse y guiar a los suyos. 

Porque hubo un tiempo en que fuimos nómadas... 
Pero quizás ahora seamos demasiado sedentarios.



2 comentarios:

  1. Nómadas o sedentarios, son respuestas igualmente válidas, cada una con sus ventajas e inconvenientes. Quizás lo importante es saber que quieres conseguir y cual de las dos te acerca más a ello.

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    1. Llevas razón, nada como el autoconocimiento... pero si tienes descendencia, te ves obligado a pensar por los demás.
      Con los tiempos que corren... no sé si uno se puede permitir ser sedentario en depende que lugares...
      cosas mías ;)

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