sábado, 11 de noviembre de 2017

CARTA A SAN PABLO





Querido San Pablo:

Es tan bonita tu carta a los Corintios...  estoy segura de que hizo mucho bien y no solo a ellos.

Vuelvo a leerla...

“Aunque yo hablara todas las lenguas de los hombres y de los ángeles, si no tengo amor, soy como una campana que resuena o un platillo que retiñe.
 Aunque tuviera el don de la profecía y conociera todos los misterios y toda la ciencia, aunque tuviera toda la fe, una fe capaz de trasladar montañas, si no tengo amor, no soy nada. 
 Aunque repartiera todos mis bienes para alimentar a los pobres y entregara mi cuerpo a las llamas, si no tengo amor, no me sirve para nada.
 El amor es paciente, es servicial; el amor no es envidioso, no hace alarde, no se envanece, 
no procede con bajeza, no busca su propio interés, no se irrita, no tiene en cuenta el mal recibido,
no se alegra de la injusticia, sino que se regocija con la verdad. 
El amor todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.
(Disculpa sin límites, cree sin límites, espera sin límites, aguanta sin límites)
 El amor no pasará jamás".
(Carta de San Pablo a los Corintios 13, 1-13)


El amor divino no lo sé, pero el humano... no lo soporta todo. 

Quizás se salve el de padres a hijos, por ser teóricamente el más incondicional (siempre he mantenido la impopular idea de que querer algo que instintivamente se siente como propio, no tiene mucho mérito, pero ese es otro tema) el resto, espero que entiendas que debemos limitarlo, el amor en estos  tiempos tiene que estar condicionado por el respeto y la libertad.


Facilita mucho las cosas amar a personas que compartan el mismo grado de compromiso con la verdad, con la honestidad, con la lealtad. Que ambos estén en un plano similar de consciencia aporta un  equilibrio necesario,  porque de lo contrario, uno corre el riesgo de abusar de la bondad del otro,  de su capacidad de perdonar o de su necesidad de sentirse amado, desequilibrando la balanza  a costa de su salud mental o física, yendo más allá de la propia dignidad... y eso no es amor del bueno, no del que te hace bien. 

Hay que saber querer  y buscar quien nos quiera bien y no de cualquier modo.

Pero me sigue encantando tu texto, como me gustan las utopías. 
Me seguirá emocionando en cada ceremonia a la que asista y volveré a creer que es la fuerza más bonita del mundo, la que lo mueve y le da sentido y esperaré que nadie, en su nombre, abuse de la persona que le ama.






No hay comentarios:

Publicar un comentario