viernes, 9 de mayo de 2014

EL DILEMA

                 
                         

Es algo sabido... población mundial aumenta exponencialmente y los recursos naturales son limitados... y parece ser que los limitamos aún más con nuestro sistema de vida actual.

Cuando surge éste tema, generalmente las supuestas soluciones mágicas pasan porque sean los distintos   gobiernos los que tomen medidas, las empresas las que reduzcan emisiones a vueltas con Kioto y bla, bla, bla... pero sospecho que hace tiempo que intento eludir la pregunta clave, esa para la que aún no tengo respuesta sincera.
La duda cruel es: ¿es preciso que unos malvivan para que otros disfrutemos del mal llamado "estado de bienestar" o... cabemos todos?  
Y a lo que voy: 

¿A qué estaría dispuesta a renunciar yo para redistribuirlos justamente?

Porque tengo claro, que la respuesta al enigma es de carácter individual...  y sospecho que si nos apretamos, (que es lo que me gustaría) hay que renunciar a algo y cambiar el enfoque, así que cuanto antes me decida, más fácil será la adaptación y con más naturalidad enseñaré a hacerlo a los que me preceden, por generación.
Así que, ¿a qué renuncio? ¿Prescindo de tecnología, de adornos superficiales, de confort, de ocio.... de qué??

A veces, tengo la sensación de que se acaba el tiempo de respuesta y no soy capaz de posicionarme con voz alta y clara...  y me doy cuenta de que mientras no lo haga, es todo marketing.


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