lunes, 7 de abril de 2014

PROFESORES

                           


Dicen que un buen alumno aprende hasta de un mal profesor...


Así será, pero como me consta que la mayoría pertenecemos al pelotón de los "normales", resulta que nos vemos muy beneficiados cuando aparece un buen profesor... de esos que aman y transmiten amor por su materia.

Eso, junto con una especial habilidad para contar las cosas y una paciencia infinita... sólo así se explica que no sucumban al desánimo con el paso del tiempo, y continúen preservando su energía y entusiasmo ante estudiantes dispersos, boicoteadores, inquietos, somnolietos, despistados y alguno que otro atento (que de todo hay). Con sus correspondientes padres, que eso es harina de otro costal... 

Sin duda una de las profesiones más transcendentales que conozco, por su ámbito de influencia. Te pueden acercar o alejar de asignaturas, de materias generales y hasta de las profesiones con ellas relacionadas... casi nada. 

Yo tuve la suerte de tener 3 que determinaron mi futuro.

Nacho: Profesor de lengua en lo que ahora sería Segundo de la ESO. En mi memoria siempre intentando despertarnos la curiosidad por el mundo, extralimitando sus funciones para hacernos entender la importancia del lenguaje y de algunos textos y autores que seguramente sabía, influirían en nosotros de darles una oportunidad. 

Victoriano: Profesor de lengua en el Instituto. Sin duda cuando a  la sabiduría y a la habilidad para transmitir conocimientos, se le suma la gracia... el éxito de la clase está totalmente garantizado. Un ídolo. 

Alberto: Profesor de Filosofía en el Instituto. Llamado por todos "Don Alberto" (imagino que a instancias de él, para mantener la distancia con nuestras hormonas adolescentes)... consiguió que Sócrates, Platón, Hegel y Hume, entre otros, compitieran en importancia y espacio en nuestras cabezas con cantantes pop de peinados ochenteros... y que incluso en ocasiones, los desbancaran. 

Desde mi más profundo y sincero reconocimiento, estéis donde estéis:  GRACIAS.
Que sepáis que vuestro buen saber y hacer, dejó una profunda huella en numerosos alumnos que, cosas del azar, tuvimos la fortuna de coincidir en espacio y tiempo con vosotros.


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