miércoles, 18 de diciembre de 2013

INFILTRADOS



Me encanta la gente que lucha por lo que cree. Me gusta la gente que se moviliza, que utiliza la energía que genera su malestar para intentar cambiar las cosas. Son fundamentales para que la sociedad evolucione,  y con su movimiento mueven la historia de un país.

Pero no nos engañemos, no es oro todo lo que reluce. Hay mucho boicoteador camuflado, mucho inconformista "profesional” supervisando que no haya nadie ilusionado, dispuesto a etiquetarte de ingenuo (en el mejor de los casos) a nada que asome una esperanza en tu espíritu.  Son los perpetuos opositores... no van a hacer nada, se quedan en  la parte fácil, en la crítica simple  e infundada, (cuando no en el insulto directamente), esa que no requiere ningún esfuerzo, la que no construye nada.
Se dedican como si de un gran aspersor se tratara a esparcir negatividad por donde quiera que van.
Y se esfuerzan para que te creas que son más listos los que protestan por todo.

Quizás porque el entusiasmo ajeno les recuerda que a ellos no les va tan bien en la posición elegida... esa que se deriva de su pasividad, y prefieren que los demás continúen con sus miserias,  para seguir retozando sin remordimiento, en su fango...

Ten cuidado, que algunos dominan la prosa... no te quedes con el mensaje, por muy envuelto que esté, pregúntale: ¿tú que haces para cambiar las cosas? ¿qué  propones?... generalmente ahí, los desarmas.
Fíjate en sus acciones no en sus palabras, por muy bien dichas que estén.

No son solo haters, también son losers.

Acusando de manipular a todo el que infunda sentimientos positivos,  intentarán llevarte hacia el lado oscuro.

No te vayas. En el otro lado también te necesitamos.

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