domingo, 25 de agosto de 2013

DEUDAS DE FAVOR



No soy muy amiga yo de pedir favores.
Y me explico:

Me incomoda la pérdida de libertad en la que te coloca la deuda, me condiciona la relación  con la persona que me hace el favor y  además, para terminar de complicarlo todo, resulta que cualquier cosa que hagas después con buena intención, parece obedecer más a la compensación, que a la acción desinteresada que la pueda ocasionar.
Y eso no me gusta.
 
Lo que me gusta es la independencia...

Por no hablar de las personas que hacen "muescas en la culata de su revolver" con cada pequeño esfuerzo realizado en pro de una buena causa,  para más  tarde utilizarlo (cómo no!) en su propio beneficio, buf... que pereza.

Sí, seguramente es eso, que me parece que los favores hay que saber a quien pedirlos y reservarlos exclusivamente para cuando uno mismo no puede hacerse cargo de la situación. No a la ligera ni indiscriminadamente. Pero claro, si son personas de confianza no sé si son favores o intercambios de ayuda lógicos, derivados de la propia relación..  no?

Así que los únicos que me gustan, son esos que se anotan en una barra de hielo... y se sacan al sol.





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