viernes, 16 de agosto de 2013

CONFIAR


Confiar, desconfiar...  ¿de buenas a primeras?  considero que son los dos extremos de un mismo error.

En el medio, como casi siempre, está la virtud. Es la Prudencia la que determina tras un tiempo necesario, si una persona mantiene coherencia entre lo que dice y lo que hace.  Y es esa coherencia, o la ausencia de la misma,  la que determinará que confiemos o no.
No hay otra.
La clave es el tiempo. Difícil demostrar nada sin él.

Puede haber vibraciones, flechazos, intuiciones... que obedecerán en ocasiones más a nuestras ideas preconcebidas que a los datos objetivos, pero lo cierto es que en tiempos donde la inmediatez y la imagen parecen gobernar el mundo, todavía hay cosas que van despacio, todavía hay valores que no se ven (ni se muestran) a primera vista y que son fundamentales.

No son lo populares, claro, no son los vistosos, pero son los que te atan con nudos gordos a las personas especiales de tu vida.

Decía el Principito que "lo esencial es invisible a los ojos"...
Y no sólo a los ojos, también a los oídos, lo esencial está detrás de las primeras impresiones.



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